Hace un año justo de la publicación de mi entusiasta reseña del libro de Jaime Izquierdo La ciudad agropolitana, La aldea cosmopolita. Ha transcurrido un ciclo completo y, tras la cosecha, llega el momento de la reflexión, del re-inicio, esa renovada oportunidad de mejorar la praxis y redondear su sentido.
Ese estado de ánimo me lleva a re-leer el libro reseñado, para detenerme en el significado de «volver a encontrar bajo las piedras el secreto de las fuentes». ¡Maravilloso recurso Marguerite Yourcenar! Y es que nuestro tiempo es otro, nosotros somos re-constructores que colaboramos con el pasado para llevarle hacia un más lejano futuro. Nuestro relevo ya implica una modificación de su espíritu, ¿es ese «el arte de recrear» del que habla Jaime Izquierdo?
Re-creemos, pues, nuestra relación con la naturaleza real, desde la «responsabilidad individual por lo colectivo y comunal». Re-vivamos el valor de lo sencillo y económico, re-evolucionemos la mirada, prospectiva y retrospectiva para «llegar a lo deseable a través de lo existente».
He vuelto a entusiasmarme. Hay que leerlo: La ciudad agropolitana, la aldea cosmopolita, Jaime Izquierdo Vallina, KRK.