En Julio de 2019 tuvimos la fortuna de formar parte del viaje de Ana y Edurne de Biela y Tierra.
Conocerlas fue inspirador, son dos personas maravillosas que se propusieron visibilizar los proyectos de producción ecológica en el mundo rural. Trazaron una ruta que recorrieron en bicicleta, y ese periplo sirvió para unir las distintas iniciativas.
Ana y Edurne, con su original viaje, demostraron que otro modo de vida es posible, y lo lograron diciendo: mirad, ya hay personas que viven en el campo y del campo en zonas despobladas.
Biela y Tierra, con su lema “la alimentación como motor de cambio”, están dirigiendo la mirada hacia la economía local. A estas alturas ya tenemos los resultados del “experimento” del que la humanidad entera es cobaya: la agroindustria. Ya sabemos de los efectos en la salud de las personas y de la tierra de los agrotóxicos, sabemos que la industrialización de la agricultura nos conduce a la imposibilidad de vivir del campo.
Pues bien, lo que Ana y Edurne vinieron a recordarnos es que cada uno de nosotros puede establecer sus propias estrategias para cambiar el modelo económico. A través de la alimentación podemos cambiar nuestro estilo de vida. Si cambiamos nuestra manera de producir y de consumir ya estamos reduciendo el poder de las grandes empresas.
Estas mujeres valientes y necesarias, nos han dejado su mirada: una perspectiva de cooperación frente a la competencia, que es, en mi opinión, una perspectiva de género. Hablar de “soberanía alimentaria” es hablar de los movimientos latinoamericanos de mujeres feministas, campesinas que reivindican al mismo tiempo derechos para las mujeres y sus propuestas ecológicas. La mirada femenina es importante porque otorga relevancia moral y política al mundo natural.
Y, junto a ella, la mirada ecológica es importante porque no atiende a la ley del mercado, que es la que convierte el mundo en un inmenso almacén de materias primas. En el cuaderno de bitácora de Ana y Edurne vemos que hay un retorno al campo de mujeres formadas y valientes, con voluntad transformadora, que quieren ser agricultoras ecológicas en un momento particularmente difícil en el que las políticas agrarias, los mecanismos de mercado y las grandes corporaciones están asfixiando a las pequeñas producciones.
Vivimos un momento de emergencia climática que está despertando las conciencias poniendo el foco en muy diversos asuntos. Nos llegan auténticas riadas de información…y no sabemos muy bien como ordenar todo eso. Yo creo que merece la pena pensar la diferencia, si la hubiera, entre nuestra salud y la del planeta, entre cuidar de nosotros mismos y de los otros, y aquí me refiero no sólo a las otras personas, sino a los animales no humanos.
Para valorar la importancia de nuestros actos nos sirve como imagen, como clave simbólica, “El efecto mariposa”: así es más fácil imaginar que nuestras pequeñas acciones son capaces de generar grandes cambios. Así que yo espero vivir para ver que el batir de nuestras alas provocará un huracán a nivel global.
El post de Biela Y Tierra: «Ecokiwi: Cultivando ilusión»
El vídeo de Biela y Tierra: «Kiwis de cultivo ecológico»